La pregunta está en el aire y las respuestas solo la tendrán quienes estarán dentro de la cancha a partir del sábado 8 de julio de 2017, cuando en el Nissan Stadium, de Nashville, Tennessee, la cuna de la música folclórica "country" de los Estados Unidos de América y lugar de nacimiento de su histórico ícono del rock-n-roll de los cincuenta del siglo 20, Elvis Prestley, se estarán midiendo nada menos que frente a la selección local. La 'Sele' panameña inicia su aventura, una más, en esta Copa Oro de la Concacaf con la pregunta y el debate de que si no se gana el torneo, será o no un fracaso, la palabra temida por una mayoría que piensa más en la superficialidad y en la popular "taquilla" propio de la 'cultura del grubeo' que en una forma más profunda y reflexiva sobre lo que hemos sido, somos y lo que queremos hacer con nuestros deportistas.
Esta selección panameña que incluso irá con una indumentaria novedosa será la que debe abrir expectativas, por cuanto se trata del grupo que reemplazará a aquella generación actual que saben, que lo que resta de la eliminatoria al Mundial de Fútbol de Rusia 2018, será su última oportunidad para alcanzar el gran objetivo o dar el paso al costado.
Y ese paso al costado ya lo han empezado a dar. Figuras como Jaime Penedo, Felipe Baloy, Blas Pérez, Alberto Quintero, Luis Tejada o Román Torres no están en la nómina de un torneo al que ya conocen, han jugado, han pasado etapas y hasta han rozado con llevarse los laureles del título de campeones, ya que decidieron dar ese paso y abrir las oportunidades a una plantilla cuya mayoría juegan en el plano local y no muchos en el exterior, siendo este el equipo que su técnico, el colombiano Hernán Darío Gómez, ha querido empezar a trabajar, aunque pareciera ser que con un grado de tardanza siginificativo ya que la eliminatoria se acaba, y su estancia, se acorta, si no consigue para el fútbol panameño llegar a la "Tierra Prometida"...la Copa del Mundo.
Panamá en esta Copa Oro de 2017, viene como Subcampeón de la Copa Centroamericana que se realizó en calidad de anfitriones, en enero pasado, y en la última participación, en 2015, finalizó tercero venciendo en los penales a Estados Unidos, aunque antes de eso, pasó por una de las mayores injusticias arbitrales al caer víctima de los intereses creados de los organizadores, quienes al ver que los estadounidenses habían caído ante Jamaica en un verdadero varapalo en semifinales, tuvieron que hacer lo posible para que México fuese el finalista por todos los medios, lo que en efecto ocurrió.
El haber sido dos veces subcampeones del torneo de Concacaf (2005 y 2013), un tercer lugar en 2015, tres veces semifinalista, y desde la edición de 2005, no había parado de ser un equipo que avanzaba a cuartos de final, esto, en cuanto a resultados, es lo que ha tomado para un sector de la opinión pública deportiva, como base para sostener la tesis de que el no ganar el torneo, o al menos, llegar hasta la final o semifinales, sería un rotundo "fracaso" y que es un deber y una obligación, mientras otros, un poco más moderados, ven lo contrario, y los más realistas, a que el llegar hasta cuartos de final, con un nuevo grupo que apenas verá sus primeros minutos en partidos oficiales, sería el tope, no sería un fracaso, sino más bien la oportunidad de ver el funcionamiento de aquellos que serán parte de este relevo generacional futbolístico y que el fracaso real será si Panamá, con toda la parafernalia que se ha tejido con su campaña viéndose en un Mundial, en Rusia, y hasta cantando en un mal ruso hablado "Slava Panamá" de un cliché publicitario, antes de tiempo, sí que será un verdadero desastre si no se llega al menos, a la repesca frente a un equipo asiático.
El nuevo elenco canalero tendrá un líder experimentado que sería el único "sobreviviente" de aquel primer subcampeonato de Concacaf en 2005, Gabriel "Gavilán" Gómez, quien transmitirá confianza y motivación en el grupo, pero también habrá una combinación de otros jugadores con experiencia y los 'nuevos' con algo que tendrán en su libro de referencias, y que son interesantes.
Gabriel Torres, Roderick Miller, Fidel Escobar, Ismael Díaz, Armando Cooper, José Calderón en el marco, Eric Davis, Valentín Pimentel, Roberto Chen, y el fichaje más sonado entre los panameños en el fútbol europeo como Ricardo Clarke, quien jugará para el Boavista portugués, son entre los que se mencionan como jugadores que pueden dar mucho en esta copa y demostrar que se garantiza para el balompié istmeño, el esperado relevo.
Panamá tendrá el debut frente a los estadounidenses, el sábado 8 de julio. Luego, se medirá con un equipo de Nicaragua al que habrá que respetar pero no dar oportunidades, el próximo 12 de este mes, en Tampa, Florida; y cerrará frente a Martinica, el día 15, en Cleveland, Ohio.
Esta selección panameña que incluso irá con una indumentaria novedosa será la que debe abrir expectativas, por cuanto se trata del grupo que reemplazará a aquella generación actual que saben, que lo que resta de la eliminatoria al Mundial de Fútbol de Rusia 2018, será su última oportunidad para alcanzar el gran objetivo o dar el paso al costado.
Y ese paso al costado ya lo han empezado a dar. Figuras como Jaime Penedo, Felipe Baloy, Blas Pérez, Alberto Quintero, Luis Tejada o Román Torres no están en la nómina de un torneo al que ya conocen, han jugado, han pasado etapas y hasta han rozado con llevarse los laureles del título de campeones, ya que decidieron dar ese paso y abrir las oportunidades a una plantilla cuya mayoría juegan en el plano local y no muchos en el exterior, siendo este el equipo que su técnico, el colombiano Hernán Darío Gómez, ha querido empezar a trabajar, aunque pareciera ser que con un grado de tardanza siginificativo ya que la eliminatoria se acaba, y su estancia, se acorta, si no consigue para el fútbol panameño llegar a la "Tierra Prometida"...la Copa del Mundo.
Panamá en esta Copa Oro de 2017, viene como Subcampeón de la Copa Centroamericana que se realizó en calidad de anfitriones, en enero pasado, y en la última participación, en 2015, finalizó tercero venciendo en los penales a Estados Unidos, aunque antes de eso, pasó por una de las mayores injusticias arbitrales al caer víctima de los intereses creados de los organizadores, quienes al ver que los estadounidenses habían caído ante Jamaica en un verdadero varapalo en semifinales, tuvieron que hacer lo posible para que México fuese el finalista por todos los medios, lo que en efecto ocurrió.
El haber sido dos veces subcampeones del torneo de Concacaf (2005 y 2013), un tercer lugar en 2015, tres veces semifinalista, y desde la edición de 2005, no había parado de ser un equipo que avanzaba a cuartos de final, esto, en cuanto a resultados, es lo que ha tomado para un sector de la opinión pública deportiva, como base para sostener la tesis de que el no ganar el torneo, o al menos, llegar hasta la final o semifinales, sería un rotundo "fracaso" y que es un deber y una obligación, mientras otros, un poco más moderados, ven lo contrario, y los más realistas, a que el llegar hasta cuartos de final, con un nuevo grupo que apenas verá sus primeros minutos en partidos oficiales, sería el tope, no sería un fracaso, sino más bien la oportunidad de ver el funcionamiento de aquellos que serán parte de este relevo generacional futbolístico y que el fracaso real será si Panamá, con toda la parafernalia que se ha tejido con su campaña viéndose en un Mundial, en Rusia, y hasta cantando en un mal ruso hablado "Slava Panamá" de un cliché publicitario, antes de tiempo, sí que será un verdadero desastre si no se llega al menos, a la repesca frente a un equipo asiático.
El nuevo elenco canalero tendrá un líder experimentado que sería el único "sobreviviente" de aquel primer subcampeonato de Concacaf en 2005, Gabriel "Gavilán" Gómez, quien transmitirá confianza y motivación en el grupo, pero también habrá una combinación de otros jugadores con experiencia y los 'nuevos' con algo que tendrán en su libro de referencias, y que son interesantes.
Gabriel Torres, Roderick Miller, Fidel Escobar, Ismael Díaz, Armando Cooper, José Calderón en el marco, Eric Davis, Valentín Pimentel, Roberto Chen, y el fichaje más sonado entre los panameños en el fútbol europeo como Ricardo Clarke, quien jugará para el Boavista portugués, son entre los que se mencionan como jugadores que pueden dar mucho en esta copa y demostrar que se garantiza para el balompié istmeño, el esperado relevo.
Panamá tendrá el debut frente a los estadounidenses, el sábado 8 de julio. Luego, se medirá con un equipo de Nicaragua al que habrá que respetar pero no dar oportunidades, el próximo 12 de este mes, en Tampa, Florida; y cerrará frente a Martinica, el día 15, en Cleveland, Ohio.



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